Vitalum Recordum [1-7]

Juliette era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Según se comentaba, era la chica más guapa de la ciudad. Su tez era pálida, su cuerpo flexible y fiero, serpentino y con ojos a juego. De niña siempre jugó mucho con los extremos: estaba alegre o deprimida, no existía término medio. En clase la tachaban de loca, pues vivió entre sus familiares muggles hasta que recibió su carta para ir a Hogwarts. Todos eran puros necios. A medida que fue creciendo la joven se convirtió en una máquina sexual para los hombres y dejaron de prestar atención a su locura, a sus ansias de volar. Ella adoraba bailar y coquetear, cantar y besarlos sin preocuparse en el mañana. Era su forma de evadirse del mundo. Sus hermanas mayores la acusaban de desperdiciar su belleza e inteligencia en sus juegos absurdos pero a ella no le importaba. Nadie entendía el por qué de su comportamiento, lo beneficioso que podía ser para ella lucir como una pobre necia en brazos de unos y otros para luego desecharlos como si fueran marionetas viejas. Su mente era distinta a la de ellas, mucho más práctica. Era una muchacha muy ambiciosa y una auténtica ególatra, aunque todo esto lo mantenía en secreto gracias a su aspecto frágil y cautivador. Sus ideas siempre fueron claras y sabía que sería capaz de hacer cualquier cosa por conseguir su cometido y salir de la ruina que asolaba a su familia, de la que sólo quedaba un apellido y miles de facturas que pagar.

Sus hermanas la envidiaban porque atraía a cualquier varón a su paso y creían que no sabía sacarse el suficiente partido. Su madre las había instruido a todas desde muy pequeñas para ser todo lo que se espera que una buena mujer sea (o lo que se esperaba en los años cincuenta del siglo pasado), pero estaba demasiado cansada para hacerlo también con Julie cuando ella creció. La chica se carcajeó de sus hermanas en secreto, además de despreciar esas absurdas intenciones de ellas de buscar un marido enseguida y casarse a la mínima de cambio. Ella prefería seguir con su juego, incluso en las paredes pétreas del castillo donde fue instruida. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los chicos feos, además. Lo que la sociedad tachaba de "guapos" la repugnaban. "No tienen agallas. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas. Todo fachada y nada dentro". Su padre murió a causa del alcohol cuando ella tenía quince años y su madre rompió sus propios esquemas largándose de casa y dejándolas a todos a cargo del ama de llaves de la familia. Desde ese momento los ojos de Juliette terminaron de abrirse para así poder llegar a una conclusión certera: solamente se tenía a ella en el mundo, a nadie más, y jamás acabaría siendo como su madre, una mujer débil que dependía de un hombre para poder ser feliz, al igual que sus hermanas. Jamás nadie sería dueño de su vida.

Como se esperaba de ella logró Extraordinario en todos sus É.X.T.A.S.I.S., gracias a su poderoso ingenio, sus duros hábitos de estudio y algún que otro guiño de ojos secreto. Siempre supo que quería ser sanadora, y una muy conocida. Consiguió una plaza en "San Mungo" para trabajar como becaria y poco a poco fue superándose más a sí misma, demostrando cuán fuerte y trabajadora era. Por aquella época era pareja del que había sido el otro prefecto de su casa (Ravenclaw) a la par que ella, Christian Laforet, aunque la felicidad que ambos sentían el uno en compañía del otro fue cortada de raíz por Juliette al descubrir la falta de interés y de ambición que su novio tenía. Ella quería comerse el mundo y él, pese a haber obtenido unas notas idénticas a las de ella, decidió dejarse llevar y aceptó los trabajos peor pagados (aunque más gratificantes para él) que pudo encontrar. Tras cortar con él se interesó por uno de los sanadores para los que trabajaba, uno de los jóvenes más prometedores de todo el hospital. Dave Lawrence, pese a ser mayor que ella seis años no pudo evitar enamorarse de ella y volverse una marioneta en las manos de esa peligrosa chica. Juliette no tardó en demostrarle que no era más que un juguete para ella y Dave, loco de amor y celos por las relaciones de la muchacha con otros de los sanadores de "San Mungo" acabó con el que en esos cinco años había sido el jefe del hospital como "prueba de amor". No dudó ni un segundo en envenenarlo para satisfacer a la que él llamaba "novia" y esa fue su ruina. No tardaron los aurores en descubrir su asesinato y fue condenado a la prisión de "Azkaban". Juliette no dudó en mostrarse afligida por los actos de Dave y exculparse a sí misma, tachándose de víctima y demostrando una vez más sus buenas dotes de actriz. Dave fue encerrado aunque no dudó en maldecir a la muchacha y jurar que se vengaría de ella en cuanto tuviera la oportunidad. Juliette, cuatro años después de haber entrado en "San Mungo" se vio premiada a su esfuerzo con un buen ascenso y aumento de sueldo y ahora, un año después, ha sido nombrada jefa del hospital por su dedicación, esfuerzo y dotes de mando y se siente totalmente plena. Nadie puede bajarla de su nube y nadie puede competir con ella. Es joven, está bien posicionada y pese a ser sangre sucia todo el mundo (aparentemente) la respeta. Lo que ella no sabe es que Dave conoció en "Azkaban" a gente que adora su forma despiadada de actuar y se ha unido a un nuevo grupo de carácter oscuro llamado "mortífagos", donde su buen hacer lo ha convertido en uno de los mandamases. Por supuesto escapó de su celda gracias a ellos tras unos cuantos engaños y movimientos de hilos y ahora campa a sus anchas por Londres. Él está dispuesto a acabar con ella en cuanto se le presente la oportunidad a pesar de que tiene otros negocios entre manos. ¿Qué le depara el destino a Juliette? Ahora está en tus manos.

Dave siempre tuvo lo que cualquier niño puede desear. Era guapo, inteligente, creativo y tenía una familia con mucho dinero, además de tener un apellido de lo más importante en el Mundo Mágico. Su padre había trabajado durante toda su vida en el Departamento de Misterios y acumulado de esa forma una fortuna bastante envidiable. Además, su pulcro linaje de sangre limpias también le había hecho heredar cantidades importantes de dinero. El chico creció entre los recuerdos de las épocas pasadas de su familia y fue educado de forma muy estricta para perpetuar el linaje de su familia. A los once años acudió a Hogwarts y nadie se sorprendió al verlo entrar en la casa Slytherin, donde destacó por sus brillantes calificaciones y su interés por las Transformaciones. Era lógico, el muchacho era un metamorfomago capaz de cambiar cada ápice de su cuerpo al concentrarse y por ello esa materia siempre lo fascinó. Ninguno de sus trabajos jamás pasó desapercibido, y su buen hacer en Pociones también tuvo un gran reconocicimiento, lo que elevaba cada vez más su ego. Se sentía pleno cuando era alabado y no podía evitar sentirse superior al resto del mundo. Era un creador, un auténtico perfeccionista de mente privilegiada y con unas ganas y una ambición por comerse el mundo agigantadas. Además, aunque ningún adulto nunca lo descubrió el chico atemorizaba a todo aquel a quien creía inferior a él para poder descargar en ellos la ira que sentía al pensar en su padre, ese hombre "perfecto" al que tanto llegó a odiar. Transformar su rostro siempre le resultó útil para llevar a cabo sus déspotas planes. Cuando abandonó el colegio se dedicó a trabajar para "San Mungo" creando pociones y ayudando en diversos descubrimientos a los que fue invitado a participar gracias a sus excelentes calificaciones en Pociones, y ahí fue donde descubrió a la que sería su perdición, la persona capaz de destruir su elevado ego de límites insospechados y amansarlo como si fuera un corderito. Ella, Juliette Grafton. Una "sangre sucia".

Conoció a Juliette un día cerca de la tercera planta de "San Mungo" y enseguida se sintió atraído por ella. No era de extrañar, se trataba de la jovencita más trabajadora y bella que jamás había conocido. Ella obviamente sabía perfectamente quién era y la buena posición social que tenía, así que no dudó en acercarse a él y a los pocos días comenzaron una relación (pese a que ella ya mantenía otra). La ambición de Juliette, sin embargo, era aún mayor que la suya propia y eso la llevó a utilizarlo a su antoj. Aquello enloqueció a Dave y lo llevó al límite de todas sus posibilidades: a él, a una de las personas más metódicas del universo. Sabía que Juliette se disputaba un ascenso y decidió acabar con la vida del jefe del hospital para darle a ella una oportunidad y demostrarle su amor, pero eso se convirtió en su ruina. Ella consiguió lo que deseaba, claro, pero lo vendió a los aurores para poder mantener su nuevo papel de chica triste y engañada. Dave fue encerrado en "Azkaban" y allí se juró a sí mismo que acabaría con la vida de Juliette, la "sangre sucia" que echó tierra sobre su vida. Afortunadamente, la rigurosa familia de Dave decidió no darle la espalda del todo. Gracias a sus contactos su padre consiguió que entablara relación con gente de un grupo al que pertenecía, seguidores de las Artes Oscuras y defensores de la sangre pura. Ellos se mostraron maravillados ante la falta de escrúpulos de Dave y consiguieron realizar una fuga de la prisión gracias a sus contactos propios. Dave en la actualidad trabaja es el dueño del hostal de Hogsmeade a la espera de ver a Juliette de nuevo algún día y, a la misma vez, trabaja para ese nuevo grupo, los "mortífagos" como infiltrado. Asiste a cada una de sus reuniones y su ingenio agudo lo ha hecho labrarse una buena reputación entre ellos. Es peligroso, despiadado y no tiene miedo de nada, además de no dudar ni un solo segundo en utilizar su habilidad para camuflarse a su antojo. Tiene demasiadas tareas por cumplir y muchas personas de repugnante estatus con las que acabar.

Timothy nació en un día de agosto soleado y tranquilo. La joven pareja, Caroline (muggle) y Zachary (mago), acababa de irse a vivir juntos y la llegada del pequeño fue todo un acontecimiento pese a que ambos aún no estaban casados. El nacimiento del pequeño, así como la vida en común que Carol y Zack estaban labrándose fue el escándalo más sonado que se recordara en el pequeño pueblecillo del oeste de Escocia en el que vivían. Pronto la situación, incentivada por el rechazo de la familia de Carol hacia su pareja, fue insostenible. Por eso cuando a Zachary le ofrecieron un empleo en Sudáfrica estudiando el comportamiento de los Fwooper, los excéntricos Galloway emprendieron la marcha sin mirar atrás. En una pequeña casa a las afueras de Bloemfontein creció Tim. Su educación, tanto la muggle como la mágica, corrió a cuenta de sus padres. Casi en todos los sentidos Tim creció aislado del mundo real. Sus padres, que no tuvieron más hijos, fueron durante toda su infancia toda persona con la que Tim se relacionó estrechamente. Eso lo convirtió en un joven algo tosco en el trato y nada dado a las formalidades. Temerario e inquieto, Tim siempre fue un apasionado de la vida en naturaleza. Desde que tuvo la edad como para correr escapaba todos los días de casa detrás de su padre para implicarse en su trabajo. Cada noche ambos volvían a casa, recibidos por una fastidiada pero resignada Caroline que chasqueaba la lengua. Permaneció en Sudáfrica hasta los 11 años, cuando recibió la carta para asistir al colegio Hogwarts de Magia. En ese momento sus padres decidieron emprender el regreso a Escocia en pos de la educación de su hijo. A partir de ese momento Zack se ocupó de un cargo en el Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas del Ministerio de Magia. La adaptación de Tim al colegio y su clima fue algo tortuosa. Para un muchacho acostumbrado a un día a día caótico y sin apenas restricciones fue duro acoger un sistema tan estricto. Su casa pronto se acostumbró a perder puntos por la impuntualidad o falta de deberes de Tim.  La experiencia de las primeras semanas con la camaradería que había en su sala común fue una experiencia sensacional debido a que nunca había tenido amigos de verdad. Casi tan pronto como empezó a escaparse al bosque para estar en contacto con la naturaleza empezó a implicarse con su casa y sus miembros a un nivel de compromiso total. A nadie le extrañó que ocupara el puesto de prefecto  al llegar a sexto curso. Tim es en definitiva un muchacho vital y amante de la naturaleza. Se trata de un Gryffindor de pura cepa, de aspecto y actitud siempre despreocupada. Al trato es tosco y cabezón, no le gusta que le lleven la contraria y puede tener un carácter algo agresivo cuando las cosas no salen como le gusta.

Elke es una nacida de muggles de origen alemán. Sus padres, Anke y Hermann Weiss, tuvieron a la pequeña bien entrados de edad. Esto, sumado a su estado de salud siempre delicado, convirtió el embarazo de Anke en un proceso complicado que terminó con la muerte de la mujer al dar a luz a Elke. Aquel suceso marcaría el devenir de la vida de Hermann, así como el de la recién nacida. Una profunda y gris tristeza sacudió a Hermann, un reconocido pero humilde sombrerero, desde el mismo momento en que su esposa abandonó el mundo. Elke vive sin tener recuerdo alguno de su padre feliz, ni siquiera cuando fue creciendo y descubriendo que era poseedora del don de la magia. Aquella gruesa sombra plomiza que se había cernido sobre el señor Weiss convirtió a Elke en una joven callada y tímida que prefería pasar el tiempo haciendo los deberes que jugando a hacer carreras de caracoles. En el colegio no era especialmente brillante, pero sí muy aplicada y cuidadosa con su trabajo. En realidad, la vida escolar más allá de hacer lo que debía, no le interesaba en absoluto. Lo que le gustaba de verdad era llegar a casa, subir las escaleras de la sombrerería, y tratar de enfriar el agua a consciencia o encender la chimenea sólo mirándola, como ocurría a veces cuando se ponía triste pensando en su padre. A los once años llegó aquella carta y todo lo que le ocurría tomó de pronto un nuevo sentido. Con el corazón dividido entre sus ansias de explorar su magia y cuidar de su padre cada vez más envejecido y apesadumbrado marchó a Hogwarts. Pronto supo que, de haber sido sangre limpia, probablemente hubiera ido a Dumstrang. La vida en el mundo mágico se abrió entre ella como un lugar maravilloso y pintoresco que calmaba aquel trasfondo de culpabilidad que daba punzadas de tanto en tanto el estómago de Elke al pensar en su padre. La joven Elke se convirtió en una joven de sonrisa afable y siempre dispuesta a echar una mano a quien lo necesitara, especialmente a los más jóvenes  y a los hijos de los muggles. Sensible y discreta, lo que más le gusta es practicar con su varita y el quidditch. Le apasiona cualquier cuestión del mundo mágico, y a veces volver a casa le produce un gran desazón, pese a estar profundamente unida a su padre. No es una muchacha especialmente alegre, pero sí muy agradable y apacible. Tiene, para los asuntos más personales, un carácter reservado, cuando se enfada o se disgusta prefiere estar a solas y tragarse sus propios problemas antes que exponerse a los demás y a sus opiniones.